Sobre la creatividad y la labor de escribir

09/09/2014

DIEZ PELIGROS QUE ACECHAN AL NARRADOR NOVEL

1. Imponerse a sí mismo el deber ineludible de ser genial.

2. Querer demostrar su valía y ambición diciendo demasiadas cosas.

3. No caer en la cuenta de que, en el relato, lo que no suma, resta.

4. No terminar de aceptar que prescindir (o tachar) es tan importante, o más, que construir (o añadir).

5. Empezar un relato sin saber muy bien lo que se quiere narrar y cómo.

6. Minusvalorar la importancia de un desenlace que arroje luz sobre lo narrado y lo justifique.

7. Olvidar la funcionalidad de cada palabra y cada frase en relación con lo que deseamos comunicar.

8. Contentarse con contar la historia sin dotarla de un toque personal.

9. Ponerse demasiado trascendental, olvidándose por completo de todo género de sentido del humor.

10. Creer que existen fórmulas para hacer un buen relato.

 

Partiendo de estas premisas, nuestro taller tratará progresivamente cada una de ellas. Abordaremos la situación personal de cada escritor al enfrentarse a la página en blanco, intentaremos identificar y corregir errores (que siempre serán más de uno) y perfeccionaremos técnicas y desarrollos.

Nuestro modo de contemplar el hecho de escribir sólo se entiende tomándolo como una labor apasionada, intuitiva, espontánea, que hay que dejar fluir, poniendo un poco de orden en las ideas para transformarlas en algo atractivo, con la herramienta poderosa que manejamos: el lenguaje. De ahí el nombre de nuestro taller: “La práctica de la escritura como pasión”.

 

27/09/2014

ALADINO ALUMBRANDO A ESA CRIATURA QUE ES EL RELATO
o
DE CÓMO EXTRAER EL GENIO (CREATIVO)
DE LA LÁMPARA MARAVILLOSA (NUESTRA MENTE)

 

A veces a los escritores nos sucede algo realmente raro: que tenemos un antojo o nos ponemos de parto, que ansiamos sacar a la luz algo que llevamos dentro, pero no sólo no sabemos cómo parirlo, sino que incluso ignoramos qué es “eso” que pugna por salir y que necesitamos alumbrar. Esta es mi propuesta, expresada llanamente: ¿Quieres escribir un relato y no sabes cómo, ni qué, ni por donde empezar? Voy a proponerte lo que algunos llamarían “un simple truco”, pero que yo, menos zafiamente, denominaría “el deseo embotellado”, “el genio de la lámpara”, o “Aladino a mis pies”.

 

Se trata de situarse (como si se tratase de otra persona) delante de uno mismo y preguntarnos, no qué es lo que queremos escribir, sino qué es lo que en ese momento desearíamos leer. A todos nos ha sucedido que, en un instante determinado, nos apetece tal o cual clase de lectura. Puesto que siempre resulta más fácil recibir que dar, enseguida nos surgirá imaginar el relato que sería de nuestro agrado en ese momento, acorde con nuestro estado de ánimo.

 

Elijamos a nuestro gusto (hurgando en nuestra imaginación, o en el cajón de los caprichos, o en  el rincón de los sentimientos) ese relato que nos gustaría leer, un relato en el que acaso predomine la intriga, el humor, lo intimista, la anticipación, el amor, el erotismo o las aventuras. Muy bien. Acabamos de dar el primer paso. Ahora debemos seguir preguntándonos si nos gustaría que, ese relato que desearíamos leer, tuviera uno solo o muchos personajes, y cómo nos gustaría que fuera la trama de ese deseado libro.

 

Una vez establecidos algunos pormenores, debemos continuar bajando a más detalles de la trama, de los personajes, del desarrollo y del final de ese relato que ansiaríamos leer en ese momento, tomándonos todo el tiempo que sea preciso para fantasearlo. Una vez que, tras darle todas las vueltas que nos apetezca, hayamos imaginado con todo detalle el relato que nos gustaría leer, sólo nos queda coger papel y bolígrafo, o abrir el ordenador y ponernos a escribirlo tal como nuestro deseo de leerlo lo ha concebido. Yo he practicado este juego alguna vez y puedo afirmar que, además de fecundo, es muy divertido.